Lo conocí porque al verlo, sentado en una de las mesas cuidando a dos pequeñxs, cercano pero distante, atento pero al mismo tiempo aquí y en algún otro lado, me recordó a mí mismo en mi primera experiencia como papá. Me acerqué a ellos, atraído además por la sonrisa de su niño, imborrable, luminosa y contagiosa.
Me senté en su mesa, saludando pero sin más intención que protegerme del sol, tomar un poco de agua… y esperar. No pasó mucho rato hasta que cruzamos las primeras palabras, conversaciones superficiales, con las que nos iremos sacudiendo los imaginarios que hubiera alrededor, o cargáramos. Pronto me enseñaba algunas palabras en Miskito y así empezamos a conocernos , a compartir tiempo con su familia, a vigilar brevemente a lxs peques Lizzi o Austin. En ese clima de curiosidad/complicidad, otra chispa: extrañado por su apellido, Sterbrook, me comenta que llegó desde Inglaterra a EUA, y de ahí a la Moskitia hondureña. Sólo está presente también en Canadá y Australia. La curiosidad por el origen del apellido y su tránsito, el vínculo con el proceso migratorio que ahora los llevaba de vuelta a ese origen mítico de su linaje, el espacio y tiempo adecuados, la conexión personal. Era con él que tenía sentido ir construyendo esta propuesta.
Durante los siguientes 4 días, seguiremos conociéndonos en profundidad. Y afianzando unos vínculos que nos mantienen en contacto y colaborando hasta el día de hoy. Para mí, que no tenía apenas conocimiento del pueblo Miskito, de su historia, particularidades y «realidad» migratoria en el contexto de Honduras, se iniciaba un camino que ya desde el primer momento había trascendido lo académico-investigativo para transformarse en un horizonte de alcances íntimos y posibilidades múltiples.
A partir de este encuentro, se produjo una conexión íntima, mágica, con esta persona y con su linaje. Tras despedirnos en Hospitalidad y Solidaridad, hemos mantenido el contacto y apoyamos para que al menos 30 personas de su grupo familiar hayan logrado llegar a EUA y Canadá.
Más curioso: en el momento que OS llegaba a EUA, su hermano J me llamaba desde HyS, donde me encontraría con él y su grupo familiar unas semanas más tarde. J es defensor del territorio y líder del pueblo Miskito, y la amenaza y atentado sobre su vida condicionó la salida de su linaje. Pero esta salida no le impide pensar y trabajar por la reconstrucción, el mantenimiento de la memoria del pueblo miskito.
Desde el agradecimiento por el encuentro, por la conexión, por la mutua curiosidad a nuestras diferencias pero desde la centralidad de lo que compartimos, caminamos…